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Juego ludico, juego patologico. Una lectura estructural

Trabajo presentado por Lic Mariela Coletti en las XXVII Jornadas anuales de Toxicomanias y alcoholismo en Rosario. 31 agosto de 2019

Jornada Tya 2019

El vacío de las drogas

 

La pérdida que fracasa y el juego del salto

La adixión al juego suele presentarse como respuesta a un vacío subjetivo.

La experiencia ludopática empuja al sujeto a repetir las jugadas en un circuito de pérdidas y recuperaciones que constatan la dificultad de perder lo que hace falta perder.

Hablar de pérdida y recuperación nos remite al objeto y la separación. Arrojar el dinero y volver a buscarlo…¿lo podemos pensar como un Fort-da fallido?

Se escucha en los ludópatas dificultades para separarse, de la madre, la mujer, el padre. Algo que el sujeto no puede ceder, y a la vez arroja al vacío, generando una deuda con el Otro. Paradoja del jugador, que dice querer independizarse y con la deuda no hace más que depender.

¿En que se diferencian el juego del Fort da y el juego compulsivo?

El jugador compulsivo no se divierte, ni crea personajes, ni elabora mitos, ni usa la creatividad.

Freud ubicó el juego infantil más allá del principio de placer. Lo piensa como respuesta a la ausencia de la madre, hiancia que califica de traumática, donde el niño hace activo lo sufrido pasivamente.

Lacan señala que lo esencial es que el juego, en su repetición, exige lo nuevo. No es insistencia de signos como en el automatismo, sino búsqueda de lo nuevo.

Dice '…no se trata de repetición alguna que se asiente en lo natural, de ningún retorno de la necesidad. El retorno de la necesidad apunta al consumo puesto al servicio del apetito. La repetición exige lo nuevo, se vuelve hacia lo lúdico que hace de lo nuevo su dimensión.'[1]

Distingue aquí retorno de la necesidad, refiriéndola al consumo y al apetito, de repetición y juego, refiriéndolo a lo nuevo. El secreto de lo lúdico es que no puede repetirse exactamente igual. Es lo contrario a la iteración, que es siempre el mismo vaso, de la adicción.

Hay un dicho 'Quien juega por necesidad, pierde por obligación'. La necesidad impone un goce obligatorio, está al servicio del apetito, no del deseo.

 '…la hiancia introducida por la ausencia dibujada, siempre abierta, queda como causa de un trazado centrífugo donde lo que cae no es el Otro…'[2] ni el sujeto, sino un trocito de él, que se representa en ese objeto lanzado al foso y vuelto a recoger para repetir el juego.

A este objeto, ni de la madre ni del niño, pero extraído de ambos, lo llamara objeto a. Objeto éxtimo, ya que le pertenece al niño, pero está extraído de su campo. Con este juego el niño no pretende una unión con su madre, tampoco una separación sino un vaivén, respuesta posible gracias a la división subjetiva como causa y al uso del objeto a. Dice Lacan: el hombre piensa con su objeto, el niño responde a la ausencia de la madre, jugando al juego del salto.

No se trata de algo trágico, sino lúdico, un acto que debe repetirse y le permite al niño construir su fantasma.

Este movimiento, que responde a la dialéctica ausencia-presencia, inaugura otro movimiento, el de la pérdida y la recuperación.

De pérdidas y recuperaciones vive el jugador compulsivo, pero ¿son del mismo tipo? ¿En qué se diferencia esta experiencia del foso del juego del niño con el foso al cual se enfrenta el sujeto jugador que no puede atravesar?

En la ludopatía se localiza la desesperación que sufre el sujeto en contacto con ese vacío. En su experiencia con eso que le falta (dinero, afecto, trabajo, soluciones) el encuentro con la ilusión de la ganancia lo alivia: cree que la falta se podría esquivar. Lo que perdió jugando, jugando lo quiere recuperar

Pero este vacío no es vacío mediador, sino devastador, angustia que lo precipita en ocasiones a ideas de muerte, fantasea con la solución final: desaparecer. El juego compulsivo puede ser pensado como un modo fallido de hacer algo con la pérdida.

H de 45 años logra alcanzar su sueño, armar una pareja y construir una casa. Al poco tiempo esa relación muestra sus fallas. Él empieza a jugar compulsivamente, finalmente se separan. Dice: 'me sentí tan frustrado que necesité reemplazar esa ilusión por otra. Y me dediqué a jugar, a ver si ganaba un premio de lotería. Dilapidé 10 años, hasta que me endeudé tanto que no puedo sostener nada. Me quedé sin ilusiones, sin proyectos'

Luego de un año de entrevistas, reduce al mínimo sus apuestas de quiniela, porque deja de creer en la ilusión del premio. Al fin de cuentas, es un fraude, como su ideal del amor.  'Dejar de jugar me produce vértigo, angustia ¿Cómo voy a vivir sin esta ilusión? Es un bastón' El gran fraude amoroso de su vida se articula a una escena infantil, cuando a sus 8 años escuchó a su mamá, casada con su papá, hablando por teléfono en un tono amoroso-erótico con un extraño. 'No soy su único amor? Se preguntó con angustia. Yo creía que era todo para ella, pero no era' Ser el elegido en el amor, ser el elegido del azar. Defraudado por el amor y por el juego.

¿Como es posible pasar de un vacío abismal a un vacío productor de dialécticas?

A través del juego del salto y mediante el objeto.

El jugador compulsivo es como un niño que no juega en serio, sino que juega en falso. Como dice Lacan[3] apuesta, pero esa apuesta no constituye riesgo alguno. No cede el objeto, como lo hace el niño en el Fort Da, se detiene en el borde de la cuna, no avanza en ese movimiento de separación. Queda pegado a su objeto, dentro de su cuna. Arroja el dinero, lo dilapida, pero retiene eso que le permitiría apostar algo de sí.

Dice JAMiller ' ¿Que se puede decir del fort-da desde la última enseñanza? Que al principio mismo de la cadena significante hay el goce-sentido. El par fort-da produce un efecto de sentido y permite efectuar una producción de goce. En el fondo el fort-da nos muestra al niño accediendo al parlêtre, accediendo a su 'parlêtre de naturaleza'[4].

Acceder al parletre jugando, tal la orientación de Miller,de esa forma el sujeto puede soportar el análisis, sin caer al vacío de la desesperación y la ruina, pero a la vez desdramatizando su intensidad fantasmática, porque se trata del juego del salto.

 

[1] Lacan J. El seminario 11 'Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis'. pag 69. BsAs Paidos

[2] Idem pag 70

[3] Lacan Seminario 12 Los problemas cruciales del psicoanálisis. Inedito. Clase del 19 mayo de 1965

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